jueves, 13 de agosto de 2015

Capítulo ciento veintisiete

SEBASTIAN
Mis ojos se abrieron de par en par y mi corazón se rompió a pedazos ¡como podía sea que no recuerde a su hija, nuestra hija!
Y de un momento a otro te das cuenta que las cosas pueden cambiar en un sólo segundo, en una sola palabra, que en tu interior existen sólo dos estaciones... del veranos pasas al invierno, de la felicidad al ver a Carina con nosotros, de la sonrisa y emoción a un dolor infinito. Que la vida puede ser un ayer, un hoy o un mañana o simplemente no existir... No existir para el amor de tu vida.
Estaba perdido Carina me miraba confundida, yo no podía decir nada, sus palabra me habían desconcentrado por completo, note el movimiento en la habitación, médicos adentros revisando a Carina, estaba perdido mirando un punto, la oscuridad  y el dolor hacían lugar para entrar en mi vida, ¡Carina había perdido la memoria! Sabía que esto podía ocurrir, Miguel me lo había hecho saber, pero trate de no darle importancia, no podía ser que Carina no recuerde a nuestra hija ¿ahora? ¡Como se afronta esta situación! ¿Que le diré a mi hija? - mamá no te recuerda - esto debería ser una maldita broma. Pero no, sabía que no era así.

Miguel: ¡Sebastian!

Me llamó Miguel con un pequeño grito, eso hizo volver a la realidad, lo mire ¡estaba destruido, me sentía destruido!

Miguel: necesito revisar a Carina ¿nos dejas?
Sebastian: -mire a Carina, la amaba pero me había llenado de dolor, sabía que no era su culpa pero... ¡MIERDA! creó que mejor sería irme a despejar un rato- yo... Yo me voy a ir un momento.

CARINA
Mire a Sebastian irse, ¿que era todo esto? El había mencionado que teníamos una hija pero... Eso era insólito como se ocurre tener una hija y no recordarla. Esto era una broma de mal gusto, estaba mareada y el dolor en mi cabeza era aún más fuerte ¿donde estaba? ¡Que era todo esto! Médicos y enfermeras a mi alrededor, siento que paso la vida a mi lado y no me enteré.

Miguel: Hola
Carina: Mi cabeza -me queje- duele.
Miguel: tranquila, ahora vamos a inyectarte para que ese dolor calme. ¿Te sientes mareada verdad?
Carina: si -susurré- no entiendo que esta pasando.
Miguel: bien, ahora te voy a hacer unas preguntas ¿si? -ella me asintió- ¿cual es tu nombre?
Carina: Carina Zampini
Miguel: ¿recuerdas que paso?
Carina: no, no se que estoy haciendo acá. No entiendo que me pasa -dije con lágrimas en los ojos- ¿tengo una hija? ¡Como puede ser posible que tenga una hija y no la recuerde! ¿Quien es? ¿Donde estoy? ¿Que me paso? ¿Hace cuanto que estoy acá? ¡Por favor, no entiendo nada!
Miguel: tranquila Carina, ¡necesito que estes calma! Debes descansar cuando estes mejor hablaremos ¿si?
Carina: no, no quiero... -dije en un susurro- una hija... Mi hija... Con Sebastian... No... -termine de decir con dificultad ya que la inyección empezó a hacer efecto, lo negro volvió a invadir mi vista, para perderme en mis sueños-

SEBASTIAN
Estaba en las afueras del hospital sentado en el cordón, no era de hacer esto, es más odiaba a la gente que tenían este vicio, pero lo senti necesario, así estaba...con un Cigarrillo en la mano mirando los autos pasar, la escena que había vivido hace unos minutos me tenía atontado, las lágrimas salieron de mis ojos sin permiso alguno, no me había percatado que los ojos se me había aguado, las seque de inmediato, me pare y camine... La irá me ganó, el odio del momento se me hizo tan presente como pudo, frente mío había un tachó de basura lo pateé, no era su culpa pero necesitaba descargar mi ira en algo, grite, y volví a golpear el tachó, una mano me detuvo me gire y era Miguel, me dio un abrazo consolador, se lo agradecí de alguna forma.

Miguel: Sebastian, vengó a contarte lo de Carina, te estuve buscando y... Por fin te encontré.

No quería escuchar, no me sentía preparado, no quería saber lo que ya sabía.

Miguel: paso lo que temíamos, paso lo que no debería haber pasado. Carina perdió la memoria... Pero tranquilo, es temporal.
Sebastian: ¿a que se refiere con temporal?
Miguel: No recuerda lo que paso los últimos años...
Sebastian: y ¿puede recordarlo?
Miguel: es lo más seguro, ella esta en shock, asustada, no comprende algunas cosas como, -tome aire- la hermosa hija que tienen juntos.
Sebastian: -no, no voy a llorar... Vamos Sebastian deja de ser tan marica- ¿va a volver a recordarla, verdad? ¿Va a recordar a nuestra hija? ¿cuando?
Miguel: no lo sabemos, tal vez sea pronto... Hay que esperar -no escuche respuestas de él, lo sentía desorientado- ¿Sebastian?
Sebastian: estoy bien -susurré e intente hacer una pequeña sonrisa, ni yo la había creído- ¿ella esta sola?
Miguel: si, le dimos una medicación para calmar el dolor y pudiera dormir. -el asintió- bien, te dejaré... creó que tienes que asimilar todo esto, te avisaré cualquier cosa.
Sebastian: por favor.

CONTINUARA...

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