jueves, 13 de agosto de 2015

Capítulo ciento veintinueve

CARINA
Estaba sola en esta habitación bañada de blanco, mi padre y hermano habían pasado la tarde conmigo, Sofia también vino un momento a verme, hoy fue un día bastante duro, mi hija y Benjamín... Si, mi sobrino y ahijado ¿loco no? No recordar a  dos personitas que seguramente antes de que pasará lo que paso hayan hecho feliz mis días.
La puerta se abrió, eso me sacó de mis pensamientos, ahí estaba él... Sebastian, senti miedo pero a la vez ganas de abrazarlo y pedirle que no se aleje nunca de mi lado, me miró detenidamente y entró con calma, se acercó quedando frente de mí.

Carina: pensé que no ibas a venir -susurré-
Sebastian: perdón, se que no mereces mi comportamiento pero...
Carina: entiendo, yo me siento igual. -el silenció invadió el lugar- ¿como está?
Sebastian: -la mire sin entender, bueno eso insinúe, sabía que se refería a nuestra hija pero quería que ella lo diga-
Carina: Francesca... Nuestra hija -susurré-
Sebastian: -sonrei- te manda muchos besos, ah -dije recordando su dibujo- casi lo olvido, me pidió que te entregue esto.

Un dibujo más, lo abrí en este sólo estábamos nosotras dos de la mano, debo reconocer que mi hija con tan sólo 5 años era demasiado prolija, sonrei al imaginarmela dibujando, ¿como era? ¿A quien se parecía? Tantas dudas y pocas respuestas.

Carina: ¡es hermoso!
Sebastian: sin duda -sonrei-

Su teléfono sonó, el atendió de inmediato, cuando dijo "princesa" mi corazón se detuvo por completo, estaba pasmada, alucinada, ver los ojos de Sebastian sobre mi, era inolvidable era una mezcla de amor y a la ve de dolor, un gran dolor que no podria ser disimulado, estaba hablando con nuestra pequeña hija, "si amor, se lo deje a mamá, seguro le va a encantar" ¡oh por dios! Senti mi corazón romperse en mil pedazos, ¿por que no puedo recordarla? ¿Por que justo a ella? Mis sentidos ya no estaban conmigo, empezaron a divagar por toda la habitación, ni siquiera podía tomar la presencia de Sebastian, poco a poco un líquido en mis ojos se fue acumulado para luego empezar a derramarse en grande cantidades, tape mi rostro con mis manos, volví a enfocar mi vista a Sebastian el cual posaba sus ojos en los míos sin dejar de hablar con Fran, una sonrisa destrozada, hipócrita y llena de tristeza se pudo notar en mi rostro, el corto la comunicación y camino hacia mí, tomó mis manos y la apretó, con sus ojos rojos me miró apenado, sorbo su nariz y suspiro tan profundo que pudo.

Carina: quiero recordarla. -susurré-
Sebastian: lo harás, se que lo harás.
Carina: quiero verla, por favor.
Sebastian: amor -susurré- no es el momento, ella es muy pequeña y... No están preparadas, ninguna de las dos.
Carina: yo -dije en un susurro- siento un vacío horrible acá -señales mi pecho- siento que... Ya no puedo.
Sebastian: tranquila, todo va a estar bien, hay que confiar ¿si?
Carina: abrazarme por favor -susurré para luego recibir ese calor que tanto necesitaba, el consuelo de él, de Sebastian de mi SEBASTIAN-
Sebastian: todo va a estar bien -susurré una vez más besando su frente-

Sebastian no se había alejado ni un segundo de mí, lo necesitaba, sabía que estaba conmigo, pero a la vez lo sentía tan distante, podía notar un rechazo por su parte o solo son cosas mías pero ¡tan difícil iba a ser sostener esta situación!

Carina: ¿como es?
Sebastian: hermosa -sonrei al imaginar a mi hija en mi cabeza- tan hermosa como vos. Es más, son muy parecidas.
Carina: -sonrei- mi vida.

La puerta se abrió, entró la enfermera.

Eugenia: disculpen, pero el horario de visitas término.
Sebastian: bien, enseguida voy. 

Eugenia salió de la habitación dejandome nuevamente a solas con Sebastian.

Sebastian: bueno, mañana estaré de nuevo acá. -sonrei y agarre mí campera-
Carina: -asentí- esta bien, hasta mañana -susurré-
Sebastian: hasta mañana -salude con la mano para luego caminar hasta la puerta-
Carina: sebastian -llamé-
Sebastian: -gire al escuchar su voz- ¿si?
Carina: besos para Francesca...para Nuestra hija -dije en un susurro, casi al borde del llanto-

SEBASTIAN
"nuestra hija" senti mi pecho inflarse, las piernas me temblaron y la emoción se hizo presente, camine hasta ella y no dude un segundo en unir nuestro labios, la extrañaba, la extrañé, la amaba y juró amarla toda la vida, confiaba en Carina sabía que iba a recordarla pronto, muy pronto, y nuestra familia iba a volver a ser tan feliz como antes.
Nuestras lenguas bailaron al compás, se unieron y se reencontraron como sólo ellas sabían hacerlo, nos amábamos y de eso no había duda, nuestro amor seguía intacto y juntos íbamos a acabar con esta pesadilla, por nuestra hija y la felicidad de la misma.

Sebastian: te amo -susurré-
Carina: también te amo.

Bese por último los labios de Carina para luego irme de la habitación, estaba feliz, pronto todo iba a volver a ser como antes, muy pronto.

CONTINUARA...

No hay comentarios:

Publicar un comentario