domingo, 2 de agosto de 2015

Capítulo ciento veinte

CARINA
Sentía una angustia tan fuerte que no podía pensar en otra cosa que en mi hija, sólo por mí cabeza estaba ella, su rostro, pero a la vez imágenes donde ella estaba sufriendo ¡no me lo permitiría nunca! Mi cuerpo estaba tenso, sólo miraba a un punto fijo y mis ojos derramaban lágrimas las cuales mojaban mis mejillas. El ruido del motor se juntaba a la vez con la musica que salia de la radio, ¡estaba aturdida y a la vez aterrada! No reconocía el camino estaba segura que nunca había venido por estos lados, estaba frío, las nubes grises, la lluvia goteaba fuerte en el parabrisa tapando la visión de la ruta, era un día triste y no ayudaba en este momento, ¡mi hija! ¡Mi pequeña! ¡Mi princesa! Estaba en peligro, y yo iba a hacer hasta lo imposible para rescatarla, estuve un tiempo largo en el auto de Pablo, no había largado una palabra, no quería, solo quería a mi hija.

-Mi hija-

Pablo: estas muy callada amor.
Carina: ¿a donde esta mi hija?
Pablo: -rei tan fuerte que pude- sos tan inocente.
Carina: ¿que estas insinuando? -lo mire fijo, pero mi teléfono interrumpió, atendí de inmediato "Sebastian" ¡ai dios! ¡Que estúpida soy! Ni siquiera tuve cabeza para llamarlo- ¿hola? -dije con un nudo en la garganta-
Sebastian: amor, ¿donde estas? Me llamaron del jardín y fui por Francesca, ¿que paso que no fuiste por ella?
Carina: ¿que? Pero... Si... -no entendía nada, pero no pude evitar llorar, llorar de la emoción al saber que mi hija no estaba en peligro y de la inseguridad de mí, del que estaba haciendo con Pablo, a donde íbamos y el miedo de el "que pasará conmigo"-
Pablo: ya sabes la verdad, Tu hija debe estar esperando -rei fuere-
Sebastian: ¿carina con quien estas? ¿Que pasa?
Carina: pero... ¿Francesca esta con vos? -dije largando en llanto-
Sebastian: si, acá estamos los dos ¡que pasa por dios! No me preocupes.
Carina: sos un hijo de puta -le grite a Pablo- ¡detene el auto! -grite- ¡PARA! -sentía que el aire me faltaba-
Pablo: ni lo creas Carina, dame el teléfono.
Sebastian: ¿hola? ¿HOLA? -grite desesperado- ¡Carina que esta pasando?
Carina: SEBASTIAN... -grite al final, ya que Pablo había agarrado mi teléfono- ¿Que haces? ¡Por dios! Estas loco Pablo, estas loco.
Pablo: ¡Te callas! -grite y revolee el teléfono al bajar la ventanilla- me cansaste, me artaste. -sonrei de inmediato- amor, nos vamos... ahora vamos a poder ser felices.
Carina: ¡frena! -dije al asustarme por la velocidad que el vehículo iba tomando- ¡detene el auto de una vez!

Intente abrir la puerta y salir del auto ¡que estaba pensando! Pablo se lanzó sobre mí para que no intente saltar, entonces fue cuando vi al frente, ¡un camión! Sólo grite a la misma vez que escuche su bocina, fue lo último que recuerdo hasta lanzarnos sobre el gran camión que estaba en frente nuestro.

CONTINUARA...

No hay comentarios:

Publicar un comentario